Tiene su origen en la construcción típica de la industria de los años cincuenta. Se basa en la arquitectura simple que se forma a partir de sus estructuras a la vista, como las columnas, vigas, tubos de cañería, losas en concreto e instalaciones. Este estilo tiene un atractivo visual arquitectónico que se desnuda y su aspecto único y sencillo, se deriva de lo industrial, lo frío, lo crudo y algo rudo.
Se puede combinar junto a un estilo nórdico o boho, consiguiendo de esta manera un espacio más luminoso y suave, puesto que el estilo industrial, nace del diseño característico masculino, típico de clubes ingleses de finales de siglo XIX.
Los muebles de producción industrial, se basan principalmente en que están hechos de madera en bruto, sin terminar y/o hormigón armado. Son un elemento imprescindible para lograr una verdadera decoración, ya sea en la mesa de comedor, escritorio o mesas auxiliares. Estos elementos también pueden estar armados con piezas en hierro forjado o tuberías en metal. Los sofás y sillas en este estilo a menudo tienen un acabado en cuero, acero desgastado con tapizado en lino, cáñamo o yute.
Los textiles que complementan este estilo, llevan patrones o dibujos de carácter muy sobrio, geométrico o desgastado. Los estampados como los cuadros escoceses o tartán, predominan, además de los tejidos como el tweed que aumentarán la elegancia a todo el conjunto.
En cuanto a accesorios, todos son bien acogidos por su aspecto versátil. Reciclar y reutilizar materiales con pintura gastada u óxido decapado funcionan apropiadamente con esta estética. A la hora de restaurar muebles usados y envejecidos, lo ideal es utilizar pátinas de color cobre u óxido.
Por último, la iluminación también es un elemento muy significativo el cual abarca las bombillas de estilo Edison y su luz clásica, antigua y de color ámbar. La mezcla entre hierro forjado, hormigón, ladrillo a la vista y madera, hace de este estilo un concepto inigualable por su capacidad de conseguir el equilibrio basado en la funcionalidad, la calidez y la belleza.
La paleta de colores son el blanco, el negro, el gris y el marrón. Sus tonalidades pueden decorar el revestimiento de paredes y suelos, retoques en materiales del mobiliario, como también en algunos accesorios. Además, con la oxidación natural de los metales y la pátina rojiza o verdosa que adquiere el bronce, la riqueza del estilo industrial se hace más visible.
Estas combinaciones en el color se dan por el comportamiento natural de los materiales que componen este tipo de diseño interior, el cual es simple y sutil. Es una mezcla de formas orgánicas, estructurales y de ingeniería que hace del espacio un ser audaz y refinado.