SENTIDO CREATIVO
Verónica Matiz
Su obra parte de la observación. Explora el volumen y el movimiento de las formas de la naturaleza y de la geometría a través de modelos de cartón. Trabaja en los cortes y tamaños, juega con ellos creando capas, hasta estructurar un modelo definido, lleno de movimiento y perspectiva.
Después viene el trabajo directo con el metal. La selección de las láminas y el troquelado de la mano experta de técnicos en metalmecánica, se realiza el doblaje del acero a punta de fuerza y de técnica. No hay ensamblajes ni tornillos en su obra, todo es unido con soldadura pura.
VERÓNICA MATIZ
Escultura hecha con la suavidad del alma.
Bogotá, Colombia
Llegó a la escultura a través de la pintura. Todo comenzó con el olor a trementina en las tardes de juego donde su abuela, con quien jugaba y pintaba, pintaba y jugaba. Ambas cosas eran lo mismo para Verónica.
Durante su adolescencia, el mundo ante sus ojos era figurativo. Pintaba manzanas, peras o flores. Hacía patrones. Usaba colores sólidos. Intentaba imitar los trazos de Magritte y, en ocasiones, se aventuraba con los de artistas abstractos como Kandinsky.
Pintar bien era su objetivo, por lo cual decidió arribar en Italia para estudiar Bellas Artes en la ciudad de Florencia en el Instituto Lorenzo Di Medicciy después tomar cursos libres con pintores romanos. Conoció el grabado y descubrió que podía volverlo tridimensional, interviniéndolo con cartones prensados.
Aún con la idea de ser pintora, pero abstracta, retornó a Colombia para estudiar artes visuales en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Verónica, jocosamente recuerda cómo su trazo era grueso y nada delicado. Afirma que sus compañeros de facultad eran pintores de muñeca, en cambio ella, era pintora de brazo. De grandes formatos que la obligaban a vincular todo su cuerpo.
Así fue como comenzó a experimentar con las texturas, a jugar con el gesto, a usar arena, esferas de acrílico, ropa y otros materiales que le permitieran darle volumen al lienzo. A través de sus estudios, se familiarizó con las obras de los estadounidenses Richard Serra y Frank Gehry.
Gracias a ellos y al talento artístico de los colombianos Eduardo Ramírez Villamizar y Édgar Negret, se sumergió en el mundo de la escultura. Desarrolló una profunda vocación hacia el material, el cual fortaleció con talleres de fundición en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo de Bogotá. Incursionó con la madera, pasando por el cobre y el bronce, y terminó enganchándose con el acero. Matiz, ha aprendido a domesticar este metal. Diestra para convertirlo en un vehículo para expresar fragilidad.
Durante más de 15 años esta talentosa artista ha buscado romper los límites de la escultura y tratar como papel un material como el acero. Verónica utiliza láminas de distintos calibres que pliega y dobla como si fueran Origami. De ese material industrial, rígido y exigente ha descubierto su nobleza, su maleabilidad, su capacidad para ayudarle a construir formas delicadas, inspiradas en la naturaleza o en la geometría.
Con él ha podido emular el aleteo de una mariposa, las frágiles capas de una concha o recrear la delicadeza de los pétalos de una flor. Es por esto, que le interesa plantear una tensión entre el tema que aborda, el material y la técnica que usa. Yuxtapone lo orgánico frente a lo industrial. Lo femenino frente a lo masculino. Lo flexible frente a lo rígido. Lo dinámico frente a lo estático. Todo, para conseguir, de esa tensión un equilibrio, entre belleza e intimidad.
Su obra parte de la observación. Explora el volumen y el movimiento de las formas de la naturaleza y de la geometría a través de modelos de cartón. Trabaja en los cortes y tamaños, juega con ellos creando capas, hasta estructurar un modelo definido, lleno de movimiento y perspectiva. Después viene el trabajo directo con el metal. La selección de las láminas y el troquelado de la mano experta de técnicos en metalmecánica, se realiza el doblaje del acero a punta de fuerza y de técnica. No hay ensamblajes ni tornillos en su obra, todo es unido con soldadura pura.
Participó en la mayor exposición de arte contemporáneo del norte de Europa, Nord Art, más conocida como la ventana de Alemania al mundo del arte y una de las más importantes de carácter anual en Europa, realizada en la ciudad de Büdelsdorf, en el estado de Schleswig-Holstein.
También ha hecho parte de la Art Basel de Miami Beach, la feria internacional de arte contemporáneo más grande y completa de Estados Unidos, con más de 250 galerías de 36 países que exhiben obras de 4.000 artistas.
Las esculturas de Verónica Matiz son únicas, ninguna escultura es igual a la otra, tienen infinidad de caras y su disposición depende de quien las instala. Ella expresa que siente emoción al ver interactuar a las personas con sus obras. El dinamismo de cada pieza y sus vistas, son una cualidad hipnótica para cualquier espectador. Actualmente, se ha empeñado en realizar piezas de pared para así trasladar este relieve que realce el espacio.
En entrevista con L&F, manifiesta que desea crear escultura funcional y lograr que la escultura sea una extensión de la arquitectura. Se imagina un parque temático basado en su trabajo, con esculturas monumentales en lugares representativos de las ciudades colombianas, que no solo las embellezcan, sino que se conviertan en puntos de referencia y de encuentro.
Próximamente estará participando en la feria de Palm Beach con la Galería Blink Group de Mami, del 24 al 28 de marzo del 2022. Como también en la exposición colectiva en Barranquilla en la galería de Elsa Piñeres el 19 de marzo finalizando el año en la Start Art Fair en su edición 2022 a realizar en la icónica Galería Saatchi en Londres, donde se reunirán las galerías locales, así como galerías internacionales y artistas contemporáneos emergentes de todo el mundo.
Instagram: @veronicamatiz